Agroökologie

Internacional

La agricultura global enfrenta grandes desafíos: cambio climático, degradación del suelo, pérdida de especies y una creciente demanda de energía que amenazan la seguridad alimentaria en todo el mundo. Dos enfoques muestran cómo abordar estos problemas simultáneamente: la agroecología y la Agri-Fotovoltaica (Agri-PV). Ambos tienen como objetivo hacer que la agricultura sea más resistente, sostenible y justa.

Agroecología y Agri-PV – repensar la agricultura

Mientras la agroecología se basa en los ciclos naturales, la biodiversidad y la participación social, la Agri-PV (agrovoltaica) introduce una dimensión tecnológica: combina el uso agrícola del suelo con la generación de energía solar en la misma superficie.

Agroecología – una nueva forma de entender la agricultura

La agroecología se fundamenta en diez elementos centrales definidos por la FAO, entre ellos la diversidad, el intercambio de conocimientos, la eficiencia en el uso de los recursos, la resiliencia, la apertura y la equidad.
Concibe la agricultura como un sistema vivo que integra aspectos ecológicos, económicos y sociales.
Los sistemas Agri-PV pueden integrarse perfectamente en este concepto: permiten un uso sostenible y dual del terreno, generando energía limpia sobre los campos mientras debajo continúan creciendo los cultivos o pastando los animales.
Esto genera no solo un valor ecológico, sino también un valor económico.

Bajo los paneles solares se forma un nuevo microclima que protege a las plantas del calor, las lluvias intensas o las heladas.
Al mismo tiempo, disminuye la necesidad de agua y fertilizantes, lo que reduce el uso de recursos externos y preserva la fertilidad del suelo.
Gracias a la menor radiación solar, la erosión del suelo se ralentiza, la humedad permanece más tiempo en la tierra y aumenta la actividad biológica.
Además, las estructuras de los módulos fotovoltaicos ofrecen hábitats para insectos y pequeños animales, fomentando activamente la biodiversidad.
Los módulos fotovoltaicos no solo reducen la necesidad de agua de las plantas gracias a la sombra, sino que también permiten recoger el agua de lluvia mediante un canal al final de los paneles, que puede almacenarse en depósitos subterráneos.

Los múltiples beneficios de la Agri-PV

La Agri-PV también puede actuar como motor del desarrollo rural.
Ofrece a los agricultores nuevas fuentes de ingresos, crea empleo en la intersección entre agricultura y generación de energía, y fortalece los circuitos económicos regionales.
Combinada con los principios agroecológicos, surge un sistema que no solo es respetuoso con el medio ambiente, sino también socialmente justo.
La energía solar generada puede contribuir directamente a la creación de valor local —por ejemplo, para la refrigeración, el procesamiento o el transporte de productos agrícolas— o bien ser inyectada en la red eléctrica y consumida en las comunidades vecinas.

Una contribución medible a la sostenibilidad

De acuerdo con los criterios ESG, la Agri-PV contribuye de manera tangible a la sostenibilidad medioambiental, social y a una buena gobernanza corporativa:
reduce las emisiones de CO₂ y protege la biodiversidad, fomenta el empleo justo y la participación local, y aporta transparencia en el uso del suelo.
Asimismo, responde directamente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas: desde “Hambre cero” (ODS 2) y “Energía asequible y no contaminante” (ODS 7) hasta “Vida de ecosistemas terrestres” (ODS 15).

Desafíos y perspectivas concretas

Por supuesto, existen desafíos: los conflictos por el uso de la tierra, las barreras regulatorias y el acceso equitativo a esta tecnología deben resolverse para que la Agri-PV no se convierta en un privilegio de los grandes actores.
Sin embargo, el potencial es enorme.
La combinación de energía renovable y agricultura ecológica puede convertirse en una fuerza impulsora de una transformación sostenible.

La Agri-PV no se opone a la agroecología: es su evolución natural.
Al vincular los principios ecológicos con el progreso tecnológico, crea sistemas resilientes, climáticamente sostenibles y económicamente viables.
Así surge un modelo que refuerza la seguridad alimentaria, protege el clima y revitaliza a largo plazo las regiones rurales.

Foto: Adobe Stock

 

CCE desarrolla y suministra energía limpia basada en la energía solar fotovoltaica y almacenamiento de baterías en siete países. Con una cartera sólida, CCE planea proporcionar energía verde a más de 2 millones de hogares para el 2029 y promover la transición energética global.